La densidad demográfica de Lima Metropolitana es alta, mientras que su desarrollo como ciudad inteligente es bajo. Este contraste es sensible, porque el modelo de ciudad inteligente es usado por muchas ciudades en el mundo (en Sudamérica también) para mitigar el impacto negativo de la sobrepoblación urbana en la calidad de vida de sus habitantes.

De cara a un posible plan nacional de ciudades inteligentes en Perú, sugerimos dos premisas: enfoque territorial y gobernanza 360°.

Algunas cifras

La brecha poblacional entre Lima y el resto de ciudades en el país es abrumadora. Sólo respecto a Arequipa, la segunda ciudad del país, la relación en tamaño de población es de 9 a 1.

Más aún, el crecimiento promedio anual de 1,6% en la población urbana contrasta radicalmente con la caída de -2,1% en la población rural durante el período 2007-2017, síntoma de que el nivel de urbanización en el país se acrecentará en los próximos años.

De otro lado, según el IESE Cities in Motion Index 2019 (CIMI19) Lima ocupa el puesto 7 entre las 10 ciudades más importantes en cada país de la región, sólo por encima de Asunción, La Paz y Caracas. Economía es por lejos la dimensión en mejor situación, mientras que Capital Humano, Transporte y Tecnología registran el mayor retraso.

Enfoque territorial

La centralización de la vida nacional en Lima limita el progreso del país de diversas formas, de manera que la estrategia de ciudades inteligentes (infraestructura y servicios) podría consistir en el desarrollo de clusterseconómicos a nivel nacional, previa identificación de ventajas competitivas para su proyección a mercados globales (exportaciones inteligentes).

Por ejemplo, una combinación de tecnologías productivas y capacitación técnica (MINAGRI), monitoreo del transporte a los puertos internacionales (MTC) y plataformas de comercio electrónico (PRODUCE) permitirían la exportación de papa (MINCETUR) desde localidades aledañas a la ciudad de Huancayo (nodo regional) con mayor valor agregado y por tanto en mejores condiciones para los productores locales.

Gobernanza 360°

Una estrategia nacional de ciudades inteligentes requiere una intensa coordinación en 2 niveles: entre diversos sectores en el gobierno nacional, y a su vez entre el gobierno nacional y los gobiernos subnacionales.

En el primer caso, este tema reúne las condiciones para ser un proyecto emblemático en la Agenda Digital al Bicentenario a cargo del Comité Perú Digital, liderado por la PCM a través de la Secretaría de Gobierno Digital (SEGDI) y donde actualmente participan además MTC, PRODUCE, MINEDU y MEF, a quienes podrían sumarse otros sectores según corresponda.

En el segundo caso, una dinámica de la PCM con la AMPE (gobiernos municipales) similar a la actual coordinación con los GORE (Gobiernos Regionales) sería un espacio propicio para identificar necesidades que orienten el diseño y posterior implementación de ciudades inteligentes en el país.

Sin embargo, por más que la implementación empiece con una lista corta de proyectos piloto, a la larga el presupuesto requerido para la masificación de ciudades inteligentes en el país desbordará el promedio anual histórico de 150 millones de soles en compras tecnológicas a cargo de las municipalidades.

Si a esto le agregamos la fragmentación municipal (2 mil gobiernos autónomos), sugerimos la combinación de plataformas operativas (sistemas de monitoreo de tráfico vehicular) y respaldo financiero (acceso a financiamiento multilateral) desde el gobierno nacional, junto con campañas de comunicación que visibilicen el potencial éxito de las primeras experiencias piloto, como estímulo para la adopción de modelos de ciudad inteligente en más municipios.

Bastante por hacer, y tal como ocurre con otros objetivos ambiciosos, todo empieza por el principio: respaldo presidencial. Si el Presidente Vizcarra encabezó días atrás la presentación del certificado de antecedentes policiales digital, ¿por qué no podría anunciar más adelante el lanzamiento de una estrategia nacional de ciudades inteligentes?